La actividad
turística en La Rioja, especialmente en su capital, ha experimentado una
preocupante caída en los últimos años. A pesar de que el turismo en julio,
tradicionalmente el mes de mayor afluencia de viajeros, los datos recientes muestran una tendencia
alarmante. Desde 2022, la cantidad de turistas ha disminuido de manera
constante hasta el año 2024. Lo más preocupante es que esta baja en la demanda
no solo impacta en la cantidad de viajeros, sino también en la oferta.
En 2019, la
provincia contaba con 49.662 plazas disponibles en alojamientos para el mes de
julio, pero en 2024, ese número ha caído a 42.664 plazas, lo que representa una
disminución significativa en la capacidad de alojamiento. Claramente, las
políticas de incentivos al turismo implementadas en los últimos años no han
logrado revertir esta tendencia ni recuperar los niveles pre-pandemia.
Las políticas de incentivos y su falta de resultados
La situación
invita a reflexionar sobre la efectividad de las políticas actuales. Aunque se
han implementado programas de promoción turística y algunos incentivos
económicos, los resultados no son los esperados. La falta de inversión en
infraestructura, la escasa promoción estratégica y la insuficiente coordinación
entre el sector público y privado han contribuido a esta desaceleración en la
actividad turística.
El fracaso
de estas políticas refleja una desconexión con las verdaderas necesidades del
mercado. La caída en la cantidad de turistas es un síntoma de problemas más
profundos que van más allá de las circunstancias globales o locales
coyunturales.
Reflexión: ¿Cuáles son los incentivos genuinos para invertir y atraer
turistas?
Ante este
panorama, es crucial pensar en soluciones más genuinas y efectivas que puedan
revertir esta tendencia:
- Infraestructura
y conectividad: Uno de los mayores problemas es la falta de
accesibilidad. Mejorar la conectividad, tanto aérea como terrestre, es
clave para facilitar la llegada de turistas. Invertir en mejores rutas,
aeropuertos y transportes dentro de la provincia puede abrir nuevas
oportunidades para atraer visitantes.
- Promoción
estratégica: Es necesario intensificar los esfuerzos de
promoción, apuntando a mercados específicos y destacando los atractivos
únicos de La Rioja, como su riqueza natural, su cultura y su oferta turística.
Las campañas de promoción deben estar mejor alineadas con las tendencias
globales de turismo, como el eco-turismo o el turismo de experiencias.
- Incentivos
fiscales y financieros: El Estado podría ofrecer exenciones impositivas
a quienes inviertan en infraestructuras turísticas, así como otorgar
créditos blandos para el desarrollo de nuevos alojamientos o la mejora de
los existentes. Esto permitiría recuperar la oferta de plazas disponibles
y mejorar la calidad de los servicios.
- Fomento
del turismo sostenible: El mundo está migrando hacia un turismo más
consciente y sostenible. Promover experiencias ecológicas, turismo rural
puede diferenciar a La Rioja como un destino atractivo para aquellos que
buscan experiencias únicas y responsables.
¿Expropiar campos o alojamientos para fines turísticos?
Expropiar
terrenos o alojamientos con el fin de que el Estado los administre para fines
turísticos podría tener consecuencias negativas. Aunque en algunos contextos
esta estrategia ha sido utilizada, en La Rioja podría generar desconfianza en
los inversores privados, quienes verían una mayor inseguridad jurídica y menos
incentivos para invertir en la región.
El turismo
depende en gran medida de la experiencia que se le brinda al visitante, y esta
se gestiona mejor cuando hay una colaboración fluida entre el sector privado,
que aporta dinamismo y flexibilidad, y el sector público, que debe proporcionar
el marco regulatorio adecuado y las infraestructuras necesarias. Expropiar
puede ser contraproducente, alejando a los empresarios que podrían ayudar a
revitalizar la oferta turística.
El mercado está enviando señales, ¿las estamos escuchando?
La
disminución de turistas y plazas hoteleras en La Rioja no es un problema que se
resolverá solo. El mercado está enviando señales claras: los turistas están
eligiendo otros destinos, y la inversión en infraestructura turística no es
suficiente. Estamos a tiempo de cambiar esta situación, pero es crucial que se
tomen decisiones inteligentes y proactivas.
Es
fundamental que las autoridades revisen sus políticas, no solo ofreciendo
incentivos económicos, sino también facilitando un entorno donde el sector
privado y público puedan colaborar para crear una oferta turística robusta y
competitiva. Las políticas que no están funcionando deben ser reevaluadas,
antes de que el declive sea irreversible.
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